Sororidad, nueva práctica entre mujeres

Mar 13, 2018Interés General

¿Qué tan sororidaria eres al ser mujer?

La lucha por combatir la violencia, el machismo y opresión hacia la mujer por las propias mujeres y hombres –que inconscientemente promueven esta cultura– ha sido un factor detonante para impulsar la sororidad en el mundo, y que a propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, desde el blog del Centro Universitario Hispano Mexicano (CUHM), compartimos un breve aporte a este concepto.

¿Qué es sororidad?

Retomado del latín soror que significa hermana, la palabra sororidad se define como la hermandad existente entre mujeres, en relación a los aspectos sociales y de género.

Este término ha sido empleado y acuñado en las ciencias sociales, enfatizando la necesidad de crear vínculos y alianzas naturales entre las mujeres, para disminuir y erradicar las agresiones que les afectan como personas; por ejemplo, la inequidad, el machismo y las ofensas, provenientes no solo y necesariamente del género masculino, sino también del femenino.

La sororidad, conlleva el apoyo, coexistencia y hermandad de las mujeres ante los problemas sociales que enfrentan, lo que nos habla de un valor, el cual se habrá de practicar, desde la colaboración, empatía y respeto mutuo, aspirando a un trato cálido y humano de una mujer hacia otra, sean conocidas o no.

En este sentido, sororidad también se percibe como iguales que pueden aliarse y compartir para lograr cambios en su realidad social, política y económica, dado que en mayor o menor medida –una mayoría de mujeres en el mundo– experimenta un trato desigual e injusto en relación a los hombres, ya sea por creencias, costumbres o prácticas permisivas, que pasan la opresión y el abuso como acontecimiento natural del género en distintos espacios del planeta.

Una nueva práctica entre mujeres

Desde la sororidad, nace una nueva práctica entre las mujeres, es decir, comprende la amistad para quienes han sido educadas en un mundo patriarcal como enemigas. Un mundo con dominio del género masculino e instituciones que lo reproducen.

Para que la sororidad sea posible, se ha de entender que ésta no incita a competir a la mujer con otras féminas por espacios, poder, fama, hombres o dinero; por el contrario, es una invitación necesaria a la comprensión de las diferencias, justicias e injusticias, y trabajar en las semejanzas entre pares, como seres iguales en los distintos escenarios. Una convivencia compartida, incluyente, hacia la construcción de una realidad más justa, en donde no se siga legando a las generaciones presentes y futuras el padecimiento de la opresión, el abuso o discriminación de un sistema patriarcal.

Si bien sororidad puede estar asociada a la palabra solidaridad, hay diferencias. En la segunda hay un intercambio, un dar, pero se preservan las condiciones de desigualdad de la mujer; mientras que en la primera, conlleva una modificación de las relaciones entre las mujeres.

Para la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, la sororidad entre mujeres se refiere a una nueva experiencia práctica intelectual y política que ha de materializarse en acciones específicas, y sostiene que:

«La alianza de las mujeres en el compromiso es tan importante como la lucha contra otros fenómenos de la opresión y por crear espacios en los que las mujeres puedan desplegar nuevas posibilidades de vida».

La sororidad en el mundo

En Francia, sororidad proviene de sororité derivado del latín sor de significado hermana, y es un llamado a una nueva relación entre las mujeres. En Italia se expresa como sororitá, y para las de habla inglesa es sisterhood, aludiendo en todos los casos a la expresión de hermandad.

En lo individual la sororidad implica abandonar el egoísmo y mezquindad aprendidos y practicados hasta ahora; es decir, dejar de fomentar la violencia, discriminación, agresiones, ofensas, menosprecio o maltrato entre mujeres –manifestados por unas y/o tolerados por otras–, para transitar hacia una unión que radica en la empatía y la inteligencia emocional que como género experimentamos.

Partiendo de esta práctica individual, en lo social y en el mundo, la sororidad se ha de traducir cotidianamente en hermandad, amistad, fidelidad, lealtad, confianza, acompañamiento, respeto, apoyo, reconocimiento y colaboración, para crear relaciones sociales favorables, entendiendo que una mujer aprende de otra con su ejemplo, su legado, que son su espejo y su reflejo.

Al practicar la sororidad las mujeres nos acercamos a la realidad de eliminar las diferencias y sentirnos unidas por las semejanzas, en vez de alimentar el fuego amigo o la idea de que como mujeres, nos podemos despedazar pero que nunca nos haremos daño.

Con lo antes descrito, estarás en posibilidad de responder a la pregunta: ¿qué tan sororidaria eres al ser mujer en los espacios en los que te desenvuelves?, o si estamos ante la oportunidad de reaprender una nueva forma de ser y convivir entre mujeres.

Si has leído la nota hasta el final, compártenos tu opinión.

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